#72 - Luis Garau, su membresía y los negocios unipersonales
Esta newsletter se publicó originalmente el 10 de abril de 2024.
Empecemos con una obviedad: todos los negocios unipersonales dependen mayoritariamente de la persona en cuestión.
Pero no dependen sólo de sus decisiones, también dependen de su estado de ánimo y de su situación vital.
Esto es aún más cierto en negocios que se basan en marcas personales. Sus idas y venidas marcan todo lo demás. Y su éxito está íntimamente ligado al carácter, los conocimientos, la experiencia y el carisma de la persona que los encarna.
Hoy voy a hablaros de una marca personal que ha hecho mucho ruido en el mundo de los negocios digitales en los últimos años y que mola por honesto.
Ha probado diferentes modelos de monetización y ha tomado diferentes decisiones según iba recibiendo información de su audiencia, hasta conseguir una facturación que ronda los 10K mensuales.
Déjame presentarte a Luis Garau.
¡! El tema:
Luis inició su marca personal bajo pseudónimo como Copywriter de incógnito. Aprovechando esa parte de su carácter que es la constancia y su pizquita de suerte, logró resultados en Twitter y después en LinkedIn. Aunque hoy nos centraremos en su evolución reciente.
Luis comenzó a ganar audiencia en Twitter cuando los copywriters inundaron la plataforma. En cuanto vio que la competencia era mayor y además la propia idea de ser copywriter a la Twitter se devaluaba cada vez más, fue ágil y se diversificó en LinkedIn.
En seis meses de contenido constante (con su buen reciclaje de lo que ya había compartido antes) logró otra audiencia considerable, que continuó derivando hacia su newsletter. Y creció, vaya si creció.
Cuenta con ~100.000 seguidores entre ambas redes, ha dado al salto a Youtube monetizando en el primer mes y su base de suscriptores alcanza los 9.000 registros.
Pero al lío: la tesis de Luis es que LinkedIn es ideal para emprendedores y está infraexplotada (sí, aún ahora en tiempos de la huida masiva de X por obra y gracia de Elon).
Resulta que paralelamente a sus esfuerzos en construir una audiencia Luis ofrecía servicios como ghostwriter. Para fomentarlos contrató a un mentor que, además de trabajar en ese servicio en cuestión, sembró una idea en él que no se había planteado hasta ahora.
La tendencia de crear membresías de contenido es incuestionable en los últimos años. Con audiencias notables el salto puede salir muy bien, así que una vez lo concibió como posibilidad (y se lo creyó), Luis aceptó el reto y allá que fue: a enseñar a otros a petarlo en LinkedIn.
Al crear un producto o servicio por primera vez es crucial validar primero el interés de tu audiencia y luego darle forma sin agotar nuestra capacidad ejecutiva de trabajo. Morir de éxito es una posibilidad real.
Créeme: las membresías basadas en contenido son agüita. Demasiadas semanas de sprint dejan de ser un sprint y acaban en burnout.
Así que durante los primeros meses de la membresía Luis buscó una dinámica sostenible para él que dejara también contentos a sus clientes.
Por supuesto que hubo bajas, incluso a pesar del éxito inicial (no esperado) que supuso alcanzar 73 usuarios activos. Pero sabía que debía cuidar el contenido para mantener su modelo de negocio, y eso pasaba primero por aprender a hacer un buen producto.
Cuando alcanzó una versión satisfactoria y empezó a conseguir resultados al disminuir su churn (la tasa de bajas), se dio cuenta de que había llegado el momento de empezar a promocionarlo en serio.
Recuperó la cifra de 73 usuarios, y la superó. Hace unas semanas rozaba los 90 y tenía como meta alcanzar 100 miembros comprometidos, pero entonces algo cambió.
¡! Para molar tú:
Es sorprendente cómo la serendipia de conocer a ciertas personas en el momento oportuno puede influir en un negocio unipersonal.
Si algo positivo tiene trabajar en tu marca personal es que facilita llegar a personas que quizás no te habrían conocido de otra manera.
Al hacer crecer su membresía, Luis se percató de que las necesidades de su público excedían sus habilidades. Aunque él puede enseñar cómo crecer en LinkedIn a través del contenido, su experiencia en ventas no era suficientemente sólida.
Lejos de engañarse y tirar de un ancha es Castilla, supo detectar rápido esa debilidad y comprender que necesitaba ponerle remedio. Claro que ya invitaba a otros profesionales a compartir sus ideas en esas áreas que no dominaba tanto, pero sabía que necesitaba un pasito más.
Como coletazo del trabajo en marca personal, como digo, está conocer a según quién. Entre esas personas que Luis ha conocido está Jacob Domínguez, especialista en ventas.
Te imaginarás por dónde va: tras una conversación clave a la que seguirían otras, Jacob se convirtió en el nuevo socio de Luis en su membresía.
Mientras con Luis se trabaja la marca personal y la promoción, con Jacob se logra que los clientes potenciales se conviertan en clientes reales.
Así, la oferta es más completa y satisface las necesidades de sus usuarios de manera integral.
Un mentor que lanzó una idea inesperada.
Una audiencia que necesitaba más.
Un creador que reconoció qué necesitaba.
Una conversación.
Y no hizo falta más para lanzar El Ojo de Incógnito.
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